Bienvenido septiembre.

Buenas tardes, se acabó el verano y comienza de nuevo la rutina, tan necesaria para algunos y tan odiada por otros. Con ella vuelven las responsabilidades, las alarmas, el café... Pero sobretodo vuelve la ilusión. Ayer, miércoles día 23 de septiembre tuvo lugar una reunión en nuestra Asociación "Ánsares". El motivo de la misma no fue otro que el de reunir a todos los voluntarios y voluntarias que formamos parte de esta, por qué no llamarla así, aventura. Pudimos ver muchas caras conocidas, pero también alguna que otra que se suma al carro de la experiencia. Ayer, algunos de los "nuevos/as" aseguraban tener miedo; miedo por no saber muy bien con qué se van a encontrar o si van a saber afrontar las diferentes situaciones que van sucediendo cuando estamos con niños y niñas con TEA. Todos los "veteranos" comprendíamos su postura, pues todos y todas hemos pasado por lo mismo, pero coincidimos en algo y es que ser voluntario o voluntaria con estos niños y niñas engancha. Y de una manera desorbitada, inimaginable. Sino mirad el ejemplo que se esconde tras la persona que se encuentra ahora mismo escribiendo estas líneas. Empecé en esta andadura por probar como se suele decir y aquí estoy, 3 años después e igual de ilusionada que el primer día. Y seguro que todos mis compañeros/as se sienten identificados al leer esto. Por ello, os damos la bienvenida, solo puedo decir que toda esa incertidumbre que se siente al principio, acaba desapareciendo con cada beso, cada mirada, cada sonrisa y cada palabra que provenga de cada uno de nuestros pequeños/as. Sin más, quería decir que se me hace raro cuando nos dan tanto las gracias, puesto que considero que cuando haces algo que te nace y te sale de dentro, no hay nada que agradecer. Como siempre digo, soy yo la que debe dar las gracias al autismo, por todo lo que me ha enseñado y me sigue enseñando y a Ánsares por contar con nosotros siempre.

Aquí os dejo una foto de ayer de algunas de las componentes del voluntariado, sin olvidar a todos los que forman parte de él, que no son pocos.